Miguel Castellanos Moreno
Ruptura de la raíz ética del Estado
Durante los años del desarrollismo se dio un proceso de estatización
de la sociedad, esto es de intervención del brazo del Estado en las
relaciones sociales, por lo que no se puede
hablar para esos años de una sociedad civil libre e independiente del
Estado.
Sin embargo, mediante diversos mecanismos clientelares
y corporativos el régimen político se aseguró un consenso pasivo
(aceptación sin participación) en torno al régimen político, pero no resolvieron los problemas
fundamentales del pueblo mexicano:
El
desarrollismo fue una etapa de intensa acumulación de capital en manos de la
burguesía local y extranjera, de un falso nacionalismo, y de aumento de la deuda social con el pueblo;
por esa razón no se puede calificar a los
gobiernos de esa época como favorables al pueblo y, menos como populistas,
porque ese concepto alude impropiamente a las precarias medidas que
beneficiaban al pueblo.
El
desarrollismo inició desde principios de los años cuarenta, con la política de
sustitución de importaciones y de promoción de la formación de capital; se
reformó a mediados de los años cincuenta, mediante la política de
estabilización, y ya estaba en crisis cuando ocurre la masacre de Tlatelolco.
Luis Echeverría relanzó la política desarrollista bajo la idea del desarrollo
compartido; durante el gobierno de José López Portillo se mantuvo el esquema
desarrollista en medio de un prolongado proceso inflacionario. Como se puede
apreciar, el régimen político no siempre fue el mismo, hubo épocas de un
acentuado nacionalismo y otras en que el colaboracionismo con Estados Unidos se
disfrazó con el ropaje del nacionalismo (colaboracionismo encubierto).
En
cambio, los regímenes neoliberales se caracterizaron por el entreguismo y el
colaboracionismo descarado con el
imperialismo, dando lugar a un anacrónico proceso de acumulación “originaria”
de capital, que acrecentó la pobreza.
El
reparto agrario fue abandonado y se asistió a un proceso de privatización de la
tierra o de las actividades agropecuarias. Se entregó el petróleo y la
generación de energía eléctrica al capital privado local y foráneo, y se
endeudó descaradamente a las dos principales empresas públicas que no
alcanzaron a rematar. Se privatizó el acceso a la salud. La seguridad social
fue desmantelada y se privatizó la administración de los fondos de retiro de
los trabajadores.
El
derecho a la vivienda se ha utilizado como negocio de empresas privadas,
quienes construyen en hacinamiento, sin espacio, ni comodidad.
La
educación pública vivió una mala época, con presupuestos insuficientes, en
manos de la burocracia política y sindical, en tanto que se alentó y protegió los
negocios educativos privados.
Se
revirtieron conquistas históricas de los trabajadores, modificando la Ley Federal
del Trabajo para beneficiar a los patrones.
La
derecha religiosa reapareció como protagonista político, demandando reconceptualizar
el Estado laico o su disolución.
La
expresión libre de las ideas ganó espacios tras cruentas batallas, pero los
monopolios mediáticos impusieron su ideología mercantilista, individualista y
apátrida sin réplica, aprovechando la fuerza de la imagen.
México
tuvo hasta antes de Ernesto Zedillo una respetable y respetada política
exterior, nunca exenta de omisiones y desvíos que no anulaban su legitimidad;
pero durante los gobiernos neoliberales asistimos a la asimilación de la
política exterior estadounidense como propia; ocurrió lo mismo en temas de seguridad
pública y seguridad nacional.
Se
omitió el cumplimiento del deber Constitucional de fomentar el desarrollo
nacional (Arts. 25 y 28), con la concurrencia de los sectores público y social
(Art. 25) y en beneficio del pueblo (Art. 3°), para dar vida artificial a un
sistema capitalista inviable e inhumano.
Desde
CSG el régimen político en turno cedió esa obligación Constitucional al sector
privado que no tiene más compromiso que la ganancia, sin compromiso con el país
y sin patria.
La
ideología política del desarrollismo nos legó una sociedad desequilibrada y un
Estado omnipotente y autoritario.
La
ideología del neoliberalismo, convertida en política de Estado, volvió letra
muerta la igualdad ante la ley (igualdad formal), obstruyó la construcción de
la democracia electoral y profundizó, aún más, la deuda social (desigualdad
real).
La tarea es reconstruir la raíz ética
del Estado
Hegel
entendió que la raíz ética del Estado profundiza en la sociedad civil, hunde sus
raíces en ella. Para Gramsci la
legitimidad del Estado emana del pueblo, por lo que su autoridad moral y
política depende del consenso social.
De
acuerdo a Michael J. Sandel en el libro PUBLIC PHILOSOPHY Essays on Moraliry in
Politics: existe una estrecha relación entre autoridad democrática, moral y
cultura cívica, pues: “la autoridad democrática depende de la moral y la
cultura cívica, a fin de cuentas;” además: “la amplia aceptación de una
ética-cívica global,” permite formar una comunidad moral, en donde el cambio
económico y las comunicaciones se realicen, pues no se puede esperar que las
instituciones políticas se sostengan sin “cultivar identidades cívicas más
expansivas.”
Si
la democracia depende de la moral y la cultura cívica (Sandel), que son propias
de la sociedad civil; si la raíz ética del Estado hunde sus raíces en la
sociedad civil (Hegel); si la legitimidad política emana del consenso social
(Gramsci); tenemos que al ahondarse la deuda social, con la consiguiente
secuela de incremento en el desempleo, la pobreza, la marginación y la
desesperanza, se fracturó o rompió la relación del Estado con la sociedad. No
nos puede extrañar la crisis que nos legaron.
Hoy
en día ha cobrado importancia la proyección de la Administración Pública en la
sociedad. Diversos planteamientos tanto de carácter Constitucional como legal,
teórico y práctico, histórico y social, conducen en ese sentido. A eso aluden
preceptos tales como planeación democrática del desarrollo nacional, democracia
participativa, gobierno abierto, presupuesto participativo, ética pública y
transparencia y rendición de cuentas, entre otros. Todos hacen referencia a una
relación históricamente controvertida, referente a la forma de vincularse del
Estado con la sociedad, así como a la manera de responder y de actuar de aquél.
Es
conveniente reflexionar sobre la creación y ampliación del espacio público y
los cuerpos sociales y políticos convergentes en la sociedad mexicana, a través
de su historia; sobre las formas de participación que han experimentado; el
papel que pueden tener, o tienen, en aspectos como la planeación del desarrollo
y los mecanismos de participación legal abiertos, y algunas experiencias
significativas; así como discernir sobre la moralidad y la responsabilidad
pública.
Si
entendemos lo público como el espacio en donde se debaten los asuntos de
interés para la sociedad, tenemos que la administración pública difícilmente se
puede calificar objetivamente a sí misma y la propia autoevaluación puede
resultar sesgada; por ello es importante conocer no solo las exigencias de ese
ámbito externo al Estado en sentido estricto, sino también su estructura,
organización y sus maneras de funcionar.
Por
esa razón es conveniente analizar cómo se organizan los cuerpos sociales de
mayor incidencia social, tanto internos como externos, el papel de las formas
culturales y los mecanismo de interacción implementados a través del tiempo y
que se podrían aplicar en el futuro. No basta señalar la incidencia de la
administración pública en la sociedad, ni que quiere para ella, es también
necesario saber que quiere la sociedad de la administración pública. En ese
sentido cabe afirmar que toda acción organizada de la sociedad en demanda de
satisfacer sus necesidades legítimas tiene carácter público.
Un
conjunto de planteamientos hacen referencia a la estrategia para realizar el
precepto Constitucional que permita “el constante
mejoramiento económico, social y cultural del pueblo;” entre otros: atender el problema
del crecimiento económico relacionado con el bienestar social, incrementar la
ocupación y el ingreso, incluyendo la ocupación de los jóvenes con formación
universitaria; apoyar las actividades económicas del sector social, otorgando
financiamiento oportuno y suficiente, además de establecer canales para la
distribución de la producción de este sector; lo cual incide en el mejoramiento
de la capacidad adquisitiva y la estabilidad monetaria; aplicar de manera
eficiente los recursos públicos en los programas sociales (educación, salud, alimentación, infraestructura social,
generación de empleos productivos y mejoramiento del ingreso); avanzar en el
acceso a la seguridad social y la seguridad pública, y consolidar los procedimientos
de transmisión del poder, eliminando el cuestionamiento sobre la legitimidad de
esos procesos.
Ante
esto cabe preguntar: ¿es apropiado el diseño institucional existente? ¿Cómo enfrentar
el desarrollo humano y social? ¿Son suficientes las propuestas que se esgrimen
desde el poder público?
Tradicionalmente
nuestros programas académicos han sido consumidores de productos teóricos y
aplicaciones externas, lo que ha dado lugar a la dependencia intelectual de dichos
productos, implementados aquí como lo que se debe hacer. Bartra ha dicho, con claridad:
“Si queremos liberarnos
del eurocentrismo intelectual, lo primero es enterarse de lo que se
ha pensado por acá. No inventemos el hilo negro cada dos por tres, escuchemos a El
Nigromante que
hace ya más de un siglo y medio decía cosas que hoy parecen novedosas.
Prestemos atención a nuestros adelantados.”
El
pueblo mexicano tiene derecho a ser protagonista del mejoramiento de sí mismo,
este derecho está reconocido en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y en diversas leyes. Se trata de derechos sociales por los que ha
bregado a lo largo de su historia. En la legislación se reconoce su derecho a
participar en la formulación, instrumentación, ejecución, evaluación y control
de los programas de desarrollo social, y obliga a los tres niveles de gobierno
a propiciar las condiciones que le permitan disfrutar de los derechos
establecidos en la Constitución y las leyes.
CUESTIONARIO
1. ¿Qué
entiende por estatización de la sociedad?
2. ¿Qué
podemos entender por consenso pasivo?
3. ¿A
qué se ha denominado el desarrollismo?
4. ¿Cuáles
fueron las medidas que se adoptaron durante la época del desarrollismo?
5. Describa
la política neoliberal.
6. ¿Cuáles
fueron las consecuencias de las políticas seguidas durante el desarrollismo y
el neoliberalismo?
7. ¿Cómo
entienden Hegel, Gramsci y Sandel, la relación entre Estado y sociedad?
8. ¿Cómo
entender: lo público?
9. Describa
las ideas que fundamentan la reconstrucción de las relaciones entre el Estado y la sociedad.
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