ADOPCIÓN DE LA POLÍTICA ECONÓMICA NEOLIBERAL
En el libro Proyecto: México Los economistas del nacionalismo al neoliberalismo, de la socióloga norteamericana Sarah Babb, editado por el Fondo de Cultura Económica, México, 2003, se expone el proceso que conduce a la apertura comercial y, luego, generalizada de otros rubros de la economía del país. Señala, que:
1) En 1984 el Banco Mundial (BM) otorgó a México el primer ‘“Préstamo de política comercial’ en la historia del banco, que benefició a México con una serie de préstamos a cambio de una amplia liberación comercial.” (P. 253).
2) En respuesta Jesús Silva Herzog y Miguel Mancera se dirigieron al Fondo Monetario Internacional (FMI), en marzo de 1985, informándole que habría ‘“una completa revisión de las políticas comerciales’, comenzando por el remplazo de los controles cuantitativos a las importaciones por tarifas”. (Ibid).
3) El gobierno de Ronald Reagan anunció que “no intercederá por México con los bancos internacionales a menos que éste ‘llevara a cabo reformas estructurales sustantivas’ y llegara a un nuevo acuerdo con el FMI”. (Ibid).
4) Pero los funcionarios mexicanos no necesitaban amenazas: desde el principio estuvieron de acuerdo con los economistas del Banco Mundial en abrir la política comercial, como consecuencia en 1982 México había obtenido más préstamos que ningún otro país para combatir la pobreza, a grado tal que era considerado como el país mimado de los economistas de dicho organismo financiero. A mediados de los años ochenta los funcionarios del Banco Mundial ya tenían claro que los funcionarios mexicanos tenían ideas semejantes a las suyas, a grado tal de que habían reducido las barreras comerciales más de lo que el propio banco les exigía. La autora cita a Damian Fraser cuando dice en 1992 que: ‘“Los economistas del Banco Mundial y los funcionarios mexicanos a menudo pasan juntos los fines de semana en reuniones creativas sobre asuntos de política. Muchos tienen posgrados de las mismas universidades de los Estados Unidos y los mismos amigos.” (P. 254).
5) La autora hace suyo el comentario de Blanca Heredia, “quien afirma que la victoria del libre comercio en México no se logró por presiones externas, sino que era reflejo de los imperturbables puntos de vista del libre mercado de los funcionarios que habían tomado el control de la toma de decisiones en política económica”. (Ibid).
6) La colaboración entre los economistas mexicanos, formados en el extranjero, con los funcionarios del Banco Mundial, llevó a que México ingresara al Acuerdo General sobre Tarifas y Aranceles (GATT por las siglas en inglés) en 1986, lo que dio como resultado que se eliminaran “muchos requisitos de licencias y controles cuantitativos.” A grado tal que: “En 1987, el gobierno mexicano implantó un programa de liberalización comercial que iba más allá de los requisitos del GATT. Estas colaboraciones culminaron en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), llevado a cabo durante el régimen de Salinas (1988-1994). El TLCAN comprometió a México a bajar las tarifas y eliminar barreras no arancelarias sobre bienes importados de Estados Unidos y Canadá. En algunos aspectos, el tratado es mucho más un documento doctrinario de libre comercio que el del GATT: mientras que el GATT reconoce el derecho de los gobiernos a restringir temporalmente las importaciones en casos de crisis de la balanza de pagos, el TLCAN niega efectivamente el acceso a tales restricciones.” (Ibid).
7) ¿Cómo fue posible que la fortaleza económica mexicana se rindiera prácticamente sin oponer resistencia? La autora destaca el papel jugado por algunos funcionarios del Banco de México y por el Instituto Tecnológico de México, luego: Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) en la formación de varias camadas de economistas orientados ha promover políticas de libre mercado. Nos dice que en los años setenta la influencia de un grupo de banqueros centrales (del Banco de México) en el ITAM estaba teniendo el efecto de convertir la carrera de economía en un programa de tiempo completo al estilo de Estados Unidos y, a su juicio, riguroso por “la intensificación del uso de una teoría económica formal, el alejamiento del keynesianismo y el impresionante incremento en la complejidad matemática.” (P. 207). Hacia el año de 1971, con frecuencia, el destino de los graduados del ITAM, era la Universidad de Chicago. Destaca que: “la influencia de Chicago fue muy fuerte a mediados de los años setenta, bajo la influencia del banquero central, Francisco Gil Díaz, quien fue director del ITAM de 1973 a 1978.” (P. 205). Sin embargo, no se puede decir que haya predominado la corriente de los Chicago boys en el ITAM, sino más bien lo que ocurrió es que a largo plazo se americanizó.
Durante el gobierno de Miguel de la Madrid había discrepancia entre las corrientes favorables al libre comercio acerca de la velocidad con que se debía realizar la apertura comercial; en la victoria de la tendencia extremista tuvo gran influencia un grupo de economistas neoliberales alojados en la Secretaría de Comercio y en el Banco de México. “El más importante de ellos era un joven posgraduado de la Universidad de Chicago llamado Francisco Gil Díaz, el mismo que había ayudado de convertir al ITAM en un centro de economía neoclásica al estilo estadunidense en los años setenta. Gil Díaz tenía numerosos aliados formados en los Estados Unidos fuera del Banco de México, entre ellos, Pedro Aspe, un graduado del ITAM que trabajaba en la Secretaría de Programación y Presupuesto y Jaime Serra Puche del Colegio de México.” (P. 252).
No obstante, pudiera ser que la autora sobredimensione el peso de ese funcionario y no destaque suficientemente el papel jugado por Carlos Salinas en ese proceso. Página siete, una publicación de la Dirección de Estudios y Análisis de la Coparmex, señala lo siguiente:
“Durante el gobierno de Miguel de la Madrid se fue dejando el control de la economía en manos de Carlos Salinas de Gortari y de su equipo, a tal grado que, a mediados del sexenio, tomaban prácticamente todas las decisiones en ese rubro. Por eso era previsible que De la Madrid se inclinaría por CSG (1988-1994) para colocarlo como el sucesor. Esa fue la causa de la confrontación entre salinistas y los "duros" del sistema, según la "ley del péndulo" le tocaba el turno a la vieja guardia y en cambio los tecnócratas querían mantenerse en el poder.
En 1987 la crisis cobra forma con la caída de la Bolsa de Valores. Con MMH la inflación alcanzó, en 1987, el 159%.”
“Al trabajar con Miguel de la Madrid Hurtado (MMH), CSG conoció a Pedro Aspe y a la vez tenía parentesco con Leopoldo Solís Manjarrez (subdirector del Banco de México), quien fue jefe de Ernesto Zedillo. Además, una parte de sus aliados ingresaron como profesores al Colegio de México, tal fue el caso de Manuel Camacho, Luis Donaldo Colosio, Otto Granados, Jaime Serra Puche y Guillermo Ortiz quien conoció en Stanford a José María Córdoba Montoya, éste último fue invitado al Colmex por Francisco Gil Díaz.”
8) Miguel de la Madrid, quien fue Presidente de México entre 1982 y 1988 también estudió en el extranjero, él cursó una maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard. Es descrito por la prensa empresarial extranjera, en 1981, como un tecnócrata adepto a la economía moderna, que desconoce la tradición revolucionaria de México, que es ‘“amigo de banqueros y empresarios’”, y como ‘“un capitalista liberal, no un agitador revolucionario’”. (Babb. Ob. Cit. P. 246).
9) Sobre los funcionarios del gobierno de Miguel de la Madrid, que tenían la oportunidad de tomar decisiones trascendentales para el país, dice lo siguiente: “El gabinete de De la Madrid estaba lleno de Maestros y doctores formados en Estados Unidos en una cantidad nunca antes vista en el gobierno mexicano, y casi uno de cada cuatro funcionarios gubernamentales habían estudiado en Estados Unidos (Centeno, 1994, p. 117). De hecho, los funcionarios del gabinete de De la Madrid tenían más probabilidades de tener estudios superiores que los funcionarios del gobierno concurrente de Reagan (Camp, 1994, p. 103).” (Pp. 250-251).
10) Algunos de los maestros y doctores a que alude reiteradamente la autora son los siguientes:
a) Jesús Silva Herzog Flores. Hijo del cofundador de la escuela de economía de la UNAM, del mismo nombre, pero a diferencia de su padre profesa ideas conservadoras. Estudió una maestría en economía en la Universidad de Yale. La revista The Economist dijo de él en 1984 que parecía ser “’más popular con los banqueros neoyorquinos que con algunos de sus compatriotas’”. (P. 247). Fue Secretario de Hacienda al final del gobierno de José López Portillo y durante la primera mitad del gobierno de Miguel de la Madrid; Secretario de Turismo con Salinas y, luego, embajador de México en España y en Estados Unidos.
b) Gustavo Petricioli (Sustituyó en la Secretario de Hacienda a Jesús Silva Herzog, en 1986, durante el gobierno de Miguel de la Madrid). Fue quien renovó y americanizó los estudios de economía en el ITAM. Él introdujo a dicha secretaría a Jaime Serra Puche).
c) Miguel Mancera. Egresado del ITAM, estudió una maestría en economía en la Universidad de Yale. Dirigió el Banco de México con López Portillo y fue destituido por éste en agosto o septiembre de 1982. Ocupó igual cargo con Miguel de la Madrid y con Salinas. Es descrito por la autora como “un banquero central conservador hasta la médula.” (P. 247).
d) Jaime Serra Puche. Estudió en la Universidad de Yale. Firme defensor del libre comercio. Secretario de Comercio con Salinas y efímero Secretario de Hacienda con Zedillo.
e) Herminio Blanco. Estudió en la Universidad de Chicago. Formó parte de un grupo de asesores formado en Estados Unidos que se aglutinó en la Oficina de Asesores Económicos del gobierno de Miguel de la Madrid. Fue Subsecretario de Comercio Exterior en la Secretaría de Comercio, con Salinas.
f) “Bajo el régimen de Salinas, todos los estratos superiores y medios de todos los ministerios encargados de la elaboración de políticas económicas estuvieron bajo el dominio de los economistas formados en Estados Unidos.” (P. 255).
g) Ernesto Zedillo. Estudió en la Universidad de Yale.
h) Pedro Aspe Armella. Egresado del ITAM, estudio en el Instituto Tecnológico de Masachussets (MIT). Secretario de Hacienda con Salinas.
i) Francisco Gil Díaz. Posgraduado en la Universidad de Chicago. Fue Subsecretario de Ingresos en la Secretaría de Hacienda con Carlos Salinas, y Secretario de Hacienda con Fox. Desde el 7 de enero de 2007, Gil Díaz es “consejero independiente” de la trasnacional financiera HSBC; recientemente fue nombrado Presidente (representante) de la trasnacional Telefónica de España, conocida en México y América Latina como: Movistar. En marzo de 2005 fue acusado por la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados de ser beneficiario de una pensión por 141 mil 619 pesos mensuales, al tiempo que también cobraba como Secretario de Hacienda.
j) Agustín Carstens. Es egresado de la carrera de economía del ITAM y tiene un postgrado también en economía por la Universidad de Chicago. Hasta antes de asumir el cargo de Secretario de Hacienda, en el actual gobierno, era Sub-Director Gerente del Fondo Monetario Internacional. Algunas fuentes afirman que fue apoyado por Gil Díaz para ocupar este cargo en el actual gobierno, debido a una vieja amistad que pudiera remontarse a una relación surgida en el ITAM, pero que con toda seguridad se dio en el Banco de México.